miércoles, 28 de febrero de 2018

Crecer en zonas con espacios verdes favorece el desarrollo del cerebro

Según un estudio realizado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), el Hospital del Mar y la UCLA Fielding School de Salud Pública (EEUU), los niños que se han criado en hogares rodeados de más espacios verdes presentan mayores volúmenes de materia gris en ciertas áreas del cerebro. 
El estudio muestra el impacto favorable de estar en contacto con la naturaleza desde edades tempranas. La exposición a espacios verdes durante la infancia se asocia con cambios estructurales beneficiosos en la anatomía y la función cognitiva del cerebro.

Los resultados de este estudio están basados en análisis del historial médico de 253 escolares, cuya exposición a lo largo de su vida a espacios verdes se estimó utilizando imágenes vía satélite de todas las direcciones de los participantes, desde su nacimiento hasta el momento del estudio.
Los investigadores examinaron la anatomía del cerebro por medio de imágenes por resonancia magnética tridimensional (IRM) de alta resolución, y la memoria de trabajo y la falta de atención se evaluaron con tests por ordenador.

"Este es el primer estudio que evalúa la asociación entre la exposición a largo plazo a los espacios verdes y la estructura del cerebro", ha explicado el doctor Payam Dadvand, investigador iraní del ISGlobal que trabaja desde hace 9 años en Barcelona y autor principal del estudio.

Los resultaron mostraron que la exposición prolongada a zonas verdes repercute de manera positiva a las capacidades cognitivas de los niños, menor falta de atención una mayor memoria de trabajo.

Los investigadores ya sabían que el contacto con la naturaleza es esencial para el desarrollo del cerebro de un niño porque ya se demostró en un estudio previo con 2.593 escolares de edades comprendidas entre 7 y 10 años. Este estudio demostró que en los 12 meses de duración los niños tuvieron un incremento en su memoria de trabajo y una reducción en la falta de atención que aquellos que asistían a colegios con menos espacios verdes.
Este estudio también ha confirmado que existe un vínculo evolutivo de los humanos con la naturaleza y demuestra que los espacios verdes proporcionan a los niños oportunidades de restauración psicológica y estimulan ejercicios como el descubrimiento, la creatividad y la asunción de riesgos, lo que a su vez influye positivamente en diferentes aspectos del desarrollo del cerebro.

El investigador de ISGlobal, Jordi Sunyer explica que "este estudio suma nuevas evidencias sobre los beneficios de transformar nuestras ciudades incrementando el entorno natural".

Los autores han coincidido en que es necesario realizar más investigaciones de este tipo para confirmar los resultados obtenidos. Se deben estudiar otras poblaciones, entornos y climas y evaluar otros resultados cognitivos y neurológicos para poder examinar las diferencias según la naturaleza y la calidad del espacio verde y el acceso y uso de los menores a los mismos. 

Fuente: La Vanguardia
Publicado por: Filiye Jammeh Bernabéu

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