En los años 70, la ONU declaró a Singapur como zona de desastre por sus altos niveles de contaminación. Hoy es un emblema ecológico. El paso a paso de su metamorfosis.
En Singapur hay reglas para todo,
incluso para el color de las casas. Está prohibido
masticar o vender chicles, tirar colillas de cigarrillo en la calle, escupir,
comer y/o beber en el transporte subterráneo, fumar en las entradas de los
edificios y espacios verdes, no tirar la cadena en baños públicos, alimentar a
los pájaros, dormir al aire libre y la lista sigue. La primera vez que se infringe una norma, se
recibe una advertencia o multa, pero la segunda vez que se infringe hay que
pagar una multa y se está obligado a limpiar los parques, incluso en algunos
casos se publica una foto del infractor en el periódico como escarmiento.
De ser un enclave de
refrigeración de barcos se transformó en líder en química, electrónica y
refinamiento de petróleo. Hubo otros cambios: la exaldea de pescadores, después
de un siglo de comercio y pugnas territoriales, se convirtió en una zona muy
contaminada. La
suciedad invadía las calles; los ríos estaban contaminados y superpoblados de
barcazas. “Desastre ambiental irreversible”
determinó Naciones Unidas en los ‘70. Se dice que el olor del agua era tan
penetrante que parecía una cloaca a cielo abierto.
En 1977, ya con pleno empleo, comenzó la limpieza. El trabajo
duró diez años. Entre las tareas, el gobierno tuvo que reubicar a
las empresas y a los 4000 asentamientos, incluyendo sus típicos puestos
callejeros y vendedores ambulantes. Hoy
el río tiene 200 especies (que está prohibido pescar) y es patrullado
diariamente. Además, hay programas educativos, como visitas guiadas
para las escuelas y el proyecto Memoria, que conserva historias del río. El
hábitat de tortugas, carpas y nutrias coincide con la zona elegante de la
ciudad.
El paisaje actual es el de una ciudad jardín, en sintonía
con su influencia china e inglesa. Todo impecable, todo en su justo
lugar. Las sendas peatonales tienen su gran presencia de zonas
naturales: en las avenidas, como la céntrica Napier Road, la flora está pensada
para que los animales (estorninos, colibríes, martín pescadores y
300 tipos de mariposas) se muevan entre el Parque Nacional y otras áreas
verdes. Los llaman eco-puentes.
Los parques se multiplican a lo ancho y a lo alto. Existe
una ley que obliga a reponer con espacios verdes cada terreno construido.
Comercios con jardines terraza, rascacielos con laterales cultivados, balcones
con enredaderas y universidades con techos parquizados forman parte de una
naturaleza de diseño. La ecología en Singapur es una necesidad, un
negocio y una estrategia. En el Botánico, donde se conserva una
porción de la selva originaria, está también el jardín de orquídeas más
completo del mundo.
Las estructuras recogen la energía solar para los espectáculos nocturnos
de luces, a la vez que acumulan agua de lluvia para alimentar los dos
invernaderos del complejo. Singapur está entre los países mas caros y
competitivos del mundo.
Fuente: https://www.clarin.com/viva/milagro-singapur-desastre-ambiental-ciudad-verde_0_HkyX-U0nz.htmlPublicado por: Filiye Jammeh Bernabéu
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