De acuerdo al último informe del Panel Internacional de Recursos, el futuro de nuestras ciudades dependerá de su nivel de eficiencia en el uso de los recursos y de cómo dichas ciudades se planifican, conectan y gobiernan.
El informe exige cambios
sustanciales en la forma, la gobernanza y el diseño de las ciudades, cada uno
de los cuales requiere volver a pensar en cómo se crean y desarrollan las
ciudades y, en algunos casos, en reemplazar las prácticas sociales, económicas
y políticas.
“Debemos repensar la forma en la que
urbanizamos” aseguró Maarten Hajer, coautor principal del informe y
profesor distinguido sobre el futuro de las ciudades en la Universidad de
Utrecht, Países Bajos. "Las redes de ciudades son una gran oportunidad
para que los gobiernos colaboren y aprendan unos de otros. Nuestro informe
muestra cómo podemos lograr una forma urbana que sea social y ecológicamente
sostenible. Sin embargo, el desafío es enorme".
Según ICLEI, la red global de
más de 1.500 ciudades, pueblos y regiones comprometidas con la construcción de
un futuro sostenible, y organizadora del Foro Global, una ciudad resiliente
se define como una que "está preparada para absorber y
recuperarse de cualquier impacto o estrés mientras mantiene sus funciones,
estructuras e identidad esenciales, así como para adaptarse y prosperar frente
a un cambio continuo". Desarrollar la resiliencia, especifica
la red, requiere identificar y evaluar los riesgos, reducir la vulnerabilidad,
prepararse para emergencias y aumentar las capacidades de las ciudades para
adaptarse al cambio.
El informe del Panel respalda la
resiliencia alentando a las ciudades a hacer un uso óptimo de sus recursos, a
fin de evitar los riesgos asociados con la imposición de cargas insostenibles a
la agricultura, la energía, la industria y el transporte.
El informe recomienda:
§
Monitorear
el flujo de recursos naturales que entran y salen de una ciudad con el fin de ayudar a las
ciudades a desarrollar estrategias para administrar sus recursos de manera más
eficiente.
§
Establecer
un nuevo modelo para la gobernanza y la política de la ciudad que respalde las propuestas de
negocios innovadoras y la experimentación.
§
Planear
una ciudad de forma que tenga:
§ Un crecimiento compacto, para
economizar en el asfalto, hormigón, electricidad y agua consumida en la
expansión urbana.
§ Mejores conexiones a través de un
transporte público eficiente y asequible.
§ Barrios habitables donde el diseño y
el tamaño de las cuadras alienten a las personas a caminar o andar en
bicicleta.
§
Diseños
de componentes urbanos eficientes en cuanto al uso de recursos, como los vehículos
compartidos, redes de recarga para vehículos eléctricos, eficiencia energética,
sistemas de agua y de residuos eficientes, redes inteligentes, carriles de
bicicleta y nuevos sistemas de calefacción, refrigeración y tecnologías de
iluminación eficientes.
§
Un
desarrollo de la infraestructura que aproveche la eficiencia intersectorial, como el uso del calor residual de
la industria en sistemas de energía de distrito, y el uso de residuos
industriales en la construcción, como por ejemplo en los ladrillos de cenizas
volantes.
En los próximos 30 años, 2.4 mil millones
de personas son susceptibles a trasladarse a zonas urbanas, lo que
supondría que la proporción de la población mundial que vive en las ciudades en
el 2050 aumentaría a 66%.
Se espera que la cantidad anual de
los recursos naturales utilizados en las áreas urbanas crezca de 40 mil
millones de toneladas en 2010 a 90 mil millones de toneladas en 2050, un
incremento de 125% si no se llevan a cabo cambios en las formas cómo las
ciudades están construidas y diseñadas.
El informe exige una nueva
estrategia que permita satisfacer las necesidades de urbanización del siglo
XXI, e incluye recomendaciones que podrían resultar en ciudades con bajas
emisiones de carbono, eficientes en la utilización de los recursos y
socialmente justas, ciudades en las cuales las personas pueden vivir una vida
sana.
Publicado por: Filiye Jammeh Bernabéu
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